4/9/09

Cuestión de fe II







Le prometí a Marina que el día que viera a dos mil humanos rezando a la vez, en perfecta sintonía consigo mismos y, de verdad creyendo en lo que están haciendo, cambiaría su manera de entender la religión: la entendería como algo tan especial para tantos miles de millones de humanos: fuera de cualquier iglesia y sacerdote. Entendería por qué los humanos seguimos buscando una explicación al misterio del terrible acontecimiento de la muerte o al acto incomprensible y espectacular de la vida. A pesar de todos nuestros avances, cuando resulta que vivimos en un mundo donde todo se entiende mediante la lógica, el pragmatismo y el resultado, todavía las preguntas más metafísicas pueden ser formuladas por el más sencillo de los hombres ignorantes; unas preguntas que ni el más sabio entre los sabios acierta responder.
Los vio, y cuando observé su cara de sorpresa y de felicidad por ser testigo de ese acto, el rezo nocturno de más de dos mil fieles, ya supe que el viaje no sería unas meras vacaciones. A mi me sigue pareciendo un acto espectacular la fe que profesan miles de millones de humanos, incluso siento algo de envidia tal vez: la oración de esos dos mil fieles junto a una mezquita atestada de gente, el mantra recitado entre dientes por un budista al encender el incienso de la mañana, la abuela rogando por vete a saber quien a san Judas Tadeo en cualquier iglesia de barrio, o el hindú mojándose la cabeza por las mañanas mientras tirita de frío, pero quizá el acto multitudinario, por espectacular, consigue que el agnóstico, el laico o el descreído.... dude un poco.
..Ella quería probarse antes de viajar a mi segunda casa, yo sabía en mi interior que no hacía falta: tan solo los ignorantes, los prepotentes, los insulsos y los vacíos que carecen de sensibilidad pueden no disfrutar de un viaje..., donde sea, pero cuanto más te acercas a la raíz del ser humano, cuanto más lejos estás de lo que consideramos la "vida normal", más nos damos cuenta de lo afortunados que somos por haber nacido donde nacimos, pero también de lo mucho que nos perdemos en nuestra perfecta vida occidental.
Pienso que cualquier cualquier melón puede coger un avión y parece que no nos damos cuenta de la inmensa suerte que tenemos por poder disponer de un pasaporte que nos permite la entrada franca en cualquier país, de poseer euros recién salidos de fábrica que cambias por diminutas monedas y enormes billetes. Ellos, los habitantes de esos países, creo que merecen más que nuestras divisas y ser portada en un álbum de verano. Por eso me gusta meterme en Sus autobuses, dormir en Sus pensiones y hoteles, comer en Sus restaurantes, saber lo que cuesta su cesta de la compra, es la única manera de poder entender a esta gente que luego ves en las noticias cuando hay desgracias, o ahogados en el estrecho, o prostituyéndose en la Boquería, o sufriendo gobiernos y guerras que desaparecen al cambiar de canal. Nos lo ponen tan fácil el pode escapar de la realidad que parece que hemos perdido la noción de lo que somos y donde estamos, no me extraña que el planeta se esté yendo al pozo. Ya que vamos hasta Sus países....., bueno, es un punto de vista tan sólo...., pero,
Cuando alguien me dice que nunca a visto una puesta de sol sobre el mar libre de contaminación, o a un pescador de verdad remendar las redes entre gaviotas y cabezas de sardinas, o a un campesino recogiendo el arroz o el te en perfecta harmonía con su entorno, cuando uno no sabe distinguir un coco si no es fuera de su vaina, si no ha visto la espectacular flor del bananero, o le han despertado unos monos aulladores, o el gallo del pueblo.... Es como si me dijera que nunca ha hecho el amor con la persona amada, sólo sexo e impersonal.
Cuando ese alguien no ha Vivido, me pregunto como debe sobrellevar los tiempos tristes, duros y solitarios que se padecen en la vida. Mirando la tele tal vez... ¿En qué recuerdos debe guarecerse ante el frío de la soledad y la monotonía?.
Nunca me he arrepentido de llevar a nadie conmigo de viaje: no hace falta llevarte a un Miguel de la Cuadra, o un superviviente, ni si quiera a un experto políglota geólogo y astrónomo. Tan sólo me aseguro de que esa persona sea curiosa y sensible, y el mundo se muestra tal como es; bello, terrible, acogedor, humano, cruel, amigable, sabroso, de vivos colores y sin sabores.