20/10/10

Inocencia....



A Maria.
Si algún día lees estas letras de tu tío, d'aquí uns anys, ya sabrás la verdadera identidad de los reyes magos, y como a todos, esta reveladora información no te vendrá por parte de quienes crearon la fábula ni allegados. Aún no he conocido a nadie que los descubriera de esta manera. Será un mal día, seguro, el conocimiento desbancará a la inocencia...
Una de las razones de que esto sea así, es que a tus padres, por nada del mundo les hubiera gustado ver como perdías parte de esa inocencia. Si fuera por ellos, por todos los padres, esa ilusión que habita en tu corazón la noche de reyes podría durar toda la vida; todos sabemos que no debe ser así, pero de todas maneras los padres siempre esperan a que un amigo o enemigo de la escuela, un hermano mayor, o una mayor percepción de los hechos, (hacerte mayor)... se encarguen de la ingrata tarea.
Esta historia, si, otra batallita, tal vez te haga creer que los reyes magos pueden seguir existiendo siempre que lo desees.

Agra 2010- Nasser.

-My friend, my friend, ey, Xouan!. Ahora si que nos giramos, Marina y un servidor, hacia la multitud de taxistas que hay siempre en la rotonda que da acceso a los jardines del Taj Mahal. En esta zona, es normal sentirte acosado por la multitud de guías y taxistas que no dejan de llamarte y seguirte ofreciéndote sus "amables" servicios, pero de ahí a oír tu nombre. Nos giramos y ahí estaba, caminando hacia nosotros con los brazos abiertos mi amigo Nasser.
No ha cambiado mucho desde la última vez que lo vi: la misma enorme y blanca sonrisa, desproporcionada en su pequeño y oscuro rostro, pero en consonancia con la intensa y brillante mirada que parece traspasarte. Más delgado, sin apenas cintura, tal vez un poco menos de pelo. Juraría que es la misma camisa con la que lo conocí dos años antes, una vieja y limpia camisa que envuelve un pequeño cuerpo duro como el acero, como comprobé después del fuerte abrazo que me obsequió. Marina, los turistas, los otros taxistas, todos parecen mirar divertidos el extraño reencuentro.
Conocí a Nasser en diferentes circunstancias: llegaba a Agra tras un viaje directo desde Pokhara, Nepal, y llegué muy, muy cansado a la ciudad del Taj y con pocas ganas de charla o hacer amistades. Las casualidades de la vida me pusieron a Nasser como taxista y quizá fuera su cháchara constante, sus bromas, su curiosidad..., bueno, fue mi taxista, primero, y mi amigo después, durante tres días.
Volví a verle el siguiente año y seguía igual. Es un tipo honrado que prefiere una buena charla con un chai entre las manos que ir a buscar comisiones a costa del turista. Al irme, le dejé un regalo para su tío, que yo no sabía si existía o no, pero que según me dijo, necesitaba ir al médico o algo así. Quinientas rupias, unos diez euros..., ni llega. Le creí, quizás porqué no me ofreció droga, ni buenos prostíbulos, ni la pensión de un amigo, ni quiso estafarme en el primer trayecto, como a veces sucede en todos los países, así que lo consideré un regalo hacia alguien que estimaba. Un tipo de treinta y pocos años que podría ser cualquiera de nosotros..., basta con nacer unos miles de quilómetros aquí o allá.
Decir que Nasser es taxista es un eufemismo,(busca el diccionari), Nasser y otros como él, unas decenas de miles, son hombres-bicicleta; pedalean doce horas diarias llevando gente y mercancías, eso cuando hay clientes, arrastrando un remolque que ya de por si pesa unos treinta kilos, condicionados por monzones, veranos abrasadores y una mayoría de clientes, los propios nativos, que les tratan como bestias de carga. El sueldo de Nasser, y él es un privilegiado por vivir en Agra, ciudad turística, no supera casi nunca los dos euros diarios, y de esas ciento y pico rupias, debe pagar una cuarta parte al propietario de la bici-taxi, para luego hacer frente a todos los gastos de una casa....
No hay castas de hombres bicis; son, la mayoría, (aprovecho para recomendarte un libro, "La ciudad de la alegría" de Dominique Lapirre), campesinos a los que una mala cosecha, un monzón tardío, o un mal amo, han acabado por hacerles emigrar a las ciudades y verse obligados a realizar uno de los peores trabajos de la India...., que ya es mucho decir..
Cinco días en Agra y Nasser cuida de Marina como un perfecto caballero, me deja llevar su taxi hasta que reviento a los veinte minutos, nos acompaña a casi todos lados, y en una de nuestras charlas, me pregunta si este año también tendrá regalo. Nos reímos, -por supuesto, le digo. Marina me dice si nunca he pensado que Nasser se pueda estar aprovechando de nuestra buena voluntad. No creo, le comento: para Nasser, el tener un amigo occidental, de los miles que pasan a diario cerca del Taj, es una cosa buena que le pasa, de tantos taxistas, de tantos turistas...., el no se pregunta porqué un tipejo de Barcelona se ha convertido en su amigo. Su familia, su gente, él mismo..., ni por asomo se creerían o imaginan la manera en que se vive en occidente. El mundo de donde nosotros venimos está mucho más lejos para ellos que el país de Nunca Jamás de Peter Pan.
No hay una razón, sucede. El intuye que sucede porque es buena persona, porque cuida de su familia y es honrado, aunque demasiadas veces a comprobado que los "malos" también tienen suerte. Así que, ¿para qué hacerse más preguntas?....
Y, por parte mía?..., aunque sólo fuera desde el punto de vista occidental, o el de un viajero que busca experiencias; Nasser me ha dado mucho más de lo que me costará su regalo. ¿Cuanto pagaría a una agencia de viajes por descubrir y ver todo lo que hemos visto con él?
Hemos conocido una ciudad por la que muchos pasan tan sólo viendo el Taj. Hemos ido a su casa como invitados, hemos visto como viven, cocinan y duermen: la familia de Nasser viven en dos minúsculos cuartos cuyos únicos muebles son un catre pelado por habitación. Ahí viven la suegra de Nasser, las dos cuñadas, su mujer, el tío de Nasser, (si, si que existe y es un tipo encantador), tres sobrinos, el hermano de Nasser y su mujer..., dos cables pelados alimentan unas tristes bombillas en cada habitación. Sin agua corriente, sus únicas propiedades parecen ser un horno de arcilla que alimentan con turba, cuando hay dinero o con mierda de vaca seca mezclada con paja cuando no, una rudimentaria muela con la que el hermano de Nasser pule pequeñas esculturas de mármol que luego vende a los chavales que están acosando turistas creca del Taj, una cabra embarazada, que es, por su explicación, como el fondo de pensiones de la abuela, y un par de viejas maletas donde me explican que guardan el ajuar de su mujer..., nada más.
Tan sólo Nasser y su hermano hablan inglés y nos quedamos observándonos toda la familia mientras intercambiamos sonrisas y sorbemos con cuidado un té hirviendo con leche de cabra recién ordeñada. Niños de casa vecinas vienen a contemplar los extraños visitantes. Nasser nos dice que su tío nos invita a cenar señalándome una pequeña olla reposando sobre el tandori. Cordero y chapari, me dice relamiéndose. Se relamen todos, me doy cuenta de que esa gente lleva todo el día sin comer, estamos en Ramadán, el sol ya se ha puesto y son diez o doce a repartir: nos invitan y me siento muy afortunado...
Nasser nos acompaña a través del oscuro barrio musulmán hasta la carretera cerca del hotel, es peligroso ir solos y se extraña de que nos negáramos a comer con ellos, pero como siempre, nos muestra la mejor de sus sonrisas mientras quedamos para el día siguiente. A Marina se le escapa una lágrima.
El día de nuestra despida es triste para todos, Nasser ya tiene su regalo que ni se molesta en contar, un regalo es un regalo..., y empiezan las despedidas. Nasser ya no sabe que hacer para alargar el momento de nuestra partida, nos ofrece un último chai, me interroga con preguntas absurdas acerca de horarios, climas, duraciones de vuelo. Como no sabe escribir, hemos de buscar un tipo que transcriba la dirección de la familia para así poder enviarles fotos y recuerdos. Es un tipo especial, inocente, que no tonto, nunca confundas estos términos...y sinceramente, creo que es mi deber, adquirido por voluntad propia, el cuidar un poco de él..
Con el tiempo aprenderás que la inocencia se pierde en base aumenta el conocimiento, el conocimiento te vendrá por los padres, por la escuela y la vida en general, pero ese conocimiento deberás saber transformarlo en sabiduría, lo cual requiere tanto o más esfuerzo que el aprendizaje. Mucho más tarde comprenderás, de eso estoy seguro, que el deber de las personas "sabias" es velar por los inocentes de este mundo.