11/8/11

Hambre








Llevo un rato mirando y jugando con el ordenador y de repente siento la necesidad de comer algo. Me levanto, voy a la cocina y miro por encima el interior de la nevera: algo de fruta tal vez. No. Un bocata de queso o chorizo. No me apetece hacerlo. Miro el pescado que haremos para cenar y en mi interior la sensación de hambre se acentúa. Cierro la nevera y me acerco a la alacena: chips, galletas, olivas, mermeladas. No. Vuelvo al ordenador murmurando, -tengo hambre. Mi humor parece que no es bueno por culpa de esa molesta sensación ... Bueno, es evidente que no tengo ni idea de lo que es el hambre y la necesidad que se siente al tener hambre de verdad. Supongo, que mi angustia es más parecida al aburrimiento que a cualquier necesidad fisiológica. No se que tengo, pero hambre seguro que no.

Recuerdo las cenas de navidad como una competición entre los mayores para ver quien era capaz de engullir más canelones, repetir carn d'olla, comerse un trozo de pavo mientras se hacían gestos de que no escatimaran al servir el relleno y la salsa. Más tarde se competía para ver quien zampaba más turrón mientras se escuchaba la frase. -yo aún tengo un huequecito, me queda algo de hambre. No claro, hambre no era seguro. Mejor que hambre, la definición sería de gulafestiva, no siempre esos familiares eran así, pero supongo que una infancia de privaciones, la famosa posguerra, les hacía disfrutar mucho más de una mesa bien surtida en compañía de la familia y en paz.

Me encuentro con amigos que vuelven de diversos viajes tras el verano y muchos suelen repetir. -He pasado un hambre!. A dieta de arroz, de pan y pollo. Normal, muchas veces no es fácil comer en según que lugares, debes dejar atrás algunos prejuicios, no imponer las normas sanitarias de occidente y confiar que lo que comen mil millones de hindúes, o cien millones de mejicanos no debe ser tan nocivo ni mortal como pueda parecer a primera vista. Y si pica o el sabor no se adapta a nuestro paladar, es más fácil hacer un esfuerzo y comer, que pasar esa supuesta hambre voluntaria. No se como definir esa sensación de tener comida y no comer, tal vez tontería, con perdón, pero hambre seguro que tampoco es.

Nuriya Sambur Hassan es una mujer joven, de unos cuarenta años. Es alta y si no fuera por el infinito cansancio que invade todo su cuerpo, nos mostraría un rostro altivo y bello. Nuriya tiene siete hijos, tenía claro, porque estas historias nunca acaban bien. Ella no entiende de geopolítica, ni habrá escuchado nunca nombres como fondo monetario, banco mundial o mercados financieros. Ella no sabe que empezó antes, o que a perro flaco todo son pulgas. No sabe, ni nadie creo que lo sepa, si fueron los desmanes de los señores de la guerra que tienen un país secuestrado ante la indiferencia internacional, o la especulación mercantil que se practica con los alimentos básicos, o la pertinaz sequía que ha dejado sus tierras como inmensos campos de polvo, donde los bueyes, cabras y asnos han muerto de sed, donde los pozos se secaron hace más de dos años y donde los eruditos expertos de la comunidad internacional vaticinan tras sus orondas barrigas en sus bonitos despachos de naciones unidas, que no menos de 29.000 niños morirán de hambre en los próximos meses. Nuriya no sabe nada de eso, pero a ella y a su gente les han condenado a morir de hambre. De hambre... Hay que leer a Vassili Grossman, o Alenxander Solzhenitsyn, o a tantos otros grandes autores que escribieron sobre el Hambre para llegar a entender que se debe sentir al pasar Hambre. La tragedia moral que representa para la humanidad el dejar a tus congéneres morir de Hambre.

Pienso que en Europa ya pocos ancianos deben quedar con vida que hayan pasado auténtica hambre, los supervivientes de las guerras y campos de exterminio, y con el tiempo hemos vanalizado el uso de esta palabra. Nuriya cuenta al médico de msf, que de camino al campo de refugiados de Daadab, donde cada día llegan una media de mil trescientos refugiados, tuvo que comer polvo, literalmente, mezclado con un poco de agua....barro con el que hacer unas tortas. Que sus hijos apenas podían sostener la cabeza y uno a uno, fueron quedándose en el camino, de los siete sobrevivieron a un viaje de ochenta quilómetros cuatro y éstos, deberán esperar días hasta que se les de un tratamiento paliativo de urgencia y es poco seguro que sobrevivan. Recogió hierbas, masticó las raíces y las deglutió en las gargantas de sus hijos. Fue violada en el camino sin que nadie que se molestara en ayudarla o defenderla, todos están demasiado débiles y cansados de todo mientras las guerrillas siguen armándose con un material, que oh sorpresa, llega con puntualidad suiza. Los Kalashnikov, la munición del 30.06, las granadas de mano, las minas antipersona, los LAW-72 antitanque con sus respectivas municiones. Este material si parece tener una buena base logística de entrada y salida a pesar de los tan cacareados embargos y sanciones. Mientras, decenas de toneladas de comida se amontonan en Kenia, en Europa, en USA, sin encontrar una vía de acceso a un país que ni cuenta con ejército propio, ni infraestructuras de gobierno. Un país que con la mitad de los recursos destinados a "liberar" Libia podía haber sido socorrido y se podían haber barrido del mapa a esas guerrillas y grupos paramilitares.

La verdad, se me escapa que intereses tiene las grandes potencias en un país tan pobre como Afganistán, para permitir el desmantelamiento de Somalia y la condena a morir de hambre a su población. Tal vez sea el estrecho de Ormuz, el control del Mar Rojo, la proximidad de Arabia, todo puede ser y valer para unos próceres de la patria que sólo buscan nuestro bienestar.

Que no me hablen de un mundo globalizado, que mientras aquí se quejan por unas pagas, por unas dietas o por unas prevendas que, de verdad, dudo que nadie merezca, la otra mitad de nuestra gente, porque en un mundo globalizado son nuestra gente; mueren de hambre...., de hambre joder.....