India está forjada en base a unas tradiciones que con el tiempo se convirtieron en leyendas o en legado espiritual: algunas son mas antiguas que la misma leyenda, otras son fantásticas epopeyas. Otras, sin embargo, se construyen de manera anónima cada día y son fruto de una acción personal... entre personajes reales. Tuve la suerte de presenciar el inicio de una de ellas. Los protagonistas de esta historia son demasiado grandes para poder describirlos con cuatro lineas, y demasiado humildes como para querer figurar en ellas: así que les nombraré como S, a ella, y A, e I, a ellos dos.... Este es un pequeño resumen de como vieron mis ojos el inicio de una tradición....
A finales de mayo del 2006 mis cansados y felices huesos fueron a parar a Calcuta. Un horno húmedo y extrañamente bello. Como casi todos los mochileros busqué refugio en el barrio de Chowringheee, en una calle llamada Sudder Street. En esa zona se alojan y conviven, entre la variopinta fauna hindú: cooperantes, voluntarios, viajeros de bajo presupuesto y diversos nómadas de la vida. De entre todos ellos habían tres que brillaban con luz propia, al menos para mí, y me acerqué a ellos sintiendo que estaba a punto de conocer a alguien muy especial. No me equivoqué ni lo más mínimo. Se presentaron como S, A, e I. y estaban hablando del final más o menos feliz de una historia desgraciada; me la contaron... pero esa es otra historia que forma parte de ellos.... Junto a ellos tres, comiendo con ganas un plato de arroz con verduras, se encontraba el protagonista de ésta: Gopal.
Gopal tiene entre 27 y 35 años, creo. es alto y de buen porte hindú. Gopal tiene alguna deficiencia psíquica, tal vez debido a un trauma pasado o tal vez de nacimiento. Gopal posee una de las sonrisas más cálidas que jamás me han regalado. Gopal no tiene familia, dinero, ni casa, ni pasado conocido. India es bella, pero también es implacable y cruel, y el futuro de Gopal estaba decidido, pero Ellos se cruzaron en su camino.
S.A.I., me explicaron que encontraron a Gopal sucio, con largas uñas, hambriento y desconfiado. Me explicaron que tan "solo" querían adecentarlo, alimentarle y darle un poco de cariño....Aún ahora sonrío al recordar la permanente hungry de Gopal. Lo cuidaron y Gopal respondió desplegando un gran sentido del humor, regalalando su sonrisa y su cariño. Durante esos días no pude dejar de cojerle un gran cariño y me preguntaba que sería de él cuando sus benefactores tuvieran que partir y volviera a quedarse abandonado a su suerte.
Yo partí, ellos también y el mundo siguió girando para todos...
De nuevo el destino me llevó a la India en el 2008. Los mismos huesos, un poco más cansados, reposaban en mi amada Varanasi. Mi buen amigo Kkrish, que es un relaciones públicas excelente y gusta de presentar a compatriotas, me presentó a una chica a la que estaba dando clases de hindi. Una jovencita de Lleida, Alba si no recuerdo mal: decidida como un búfalo y con su mismo corazón y empuje. Alba trabaja de voluntaria en Calcuta y ahora estaba disfrutando de unos días de descanso en Varanasi. Le pregunté a Alba donde se alojaba. En Sudder Street, por supuesto. Tanteando, empecé a preguntar por los hindús locos de la cabra gigante, por los encantadores cocineros del Tirupati, por la chica de Euskadi que tiene la tienda... y al fin, con algo de temor, pregunté por Gopal.
Los ojos de Alba se iluminaron, -"el cariñoso Gopal, que maco" me dijo-. Me explicó que cuando llegó hace tres meses, unos españoles que partían le explicaron que ellos no sabían quien empezó con la tradición de cuidar y mimar a Gopal. Que no sabían quienes fueron los primeros, pero que entre la comunidad española de Sudder ya es una costumbre ocuparse de Gopal. Alba me explicó que Gopal fue su primer contacto con una India real en su primer día de Kolkata, que un placer para ella continuar con esa tradición, pues -"Gopal es un solet"-.(sic)
Durante un rato pensé en contarle la historia; pero callé y acabé diciéndole que yo también tenía la misma información. La tradición se conserva y soy afortunado por haber presenciado la historia, y mucho más por haber conocido a sus gestores. La acción de tres personas se había convertido en tradición, un trozo de tierra fértil dejada tras su paso y no el erial que suele dejar el hombre..., Qué más da que un día sea leyenda, es una fantástica tradición. Me diréis que soy exagerado, pero no es poco lo que consiguieron, creo que estos dos años de vida de Gopal habrán sido de los mejores gracias a ellos.... Gracias a todos los que han continuado, a esos desconocidos que se lo comunicaron a Alba, a quien lo esté haciendo ahora.
Comprendí que Gopal, los tres sadhus, yo mismo..., todos acabaremos desapareciendo, pero si alguna vez alguno de vosotros va a Calcuta, no dejéis de acercaros a Sudder Street. Tal vez no veais ni a la cabra gigante, ni los noodles del Tirupati sean ya sabrosos, pero seguro que encontraréis a un Gopal con el que podréis seguir manteniendo esta bella tradición, y sin duda, también formarás parte de la tradición de Sudder street.
a todos esos locos maravillosos, por salvar a un ser humano....
A finales de mayo del 2006 mis cansados y felices huesos fueron a parar a Calcuta. Un horno húmedo y extrañamente bello. Como casi todos los mochileros busqué refugio en el barrio de Chowringheee, en una calle llamada Sudder Street. En esa zona se alojan y conviven, entre la variopinta fauna hindú: cooperantes, voluntarios, viajeros de bajo presupuesto y diversos nómadas de la vida. De entre todos ellos habían tres que brillaban con luz propia, al menos para mí, y me acerqué a ellos sintiendo que estaba a punto de conocer a alguien muy especial. No me equivoqué ni lo más mínimo. Se presentaron como S, A, e I. y estaban hablando del final más o menos feliz de una historia desgraciada; me la contaron... pero esa es otra historia que forma parte de ellos.... Junto a ellos tres, comiendo con ganas un plato de arroz con verduras, se encontraba el protagonista de ésta: Gopal.
Gopal tiene entre 27 y 35 años, creo. es alto y de buen porte hindú. Gopal tiene alguna deficiencia psíquica, tal vez debido a un trauma pasado o tal vez de nacimiento. Gopal posee una de las sonrisas más cálidas que jamás me han regalado. Gopal no tiene familia, dinero, ni casa, ni pasado conocido. India es bella, pero también es implacable y cruel, y el futuro de Gopal estaba decidido, pero Ellos se cruzaron en su camino.
S.A.I., me explicaron que encontraron a Gopal sucio, con largas uñas, hambriento y desconfiado. Me explicaron que tan "solo" querían adecentarlo, alimentarle y darle un poco de cariño....Aún ahora sonrío al recordar la permanente hungry de Gopal. Lo cuidaron y Gopal respondió desplegando un gran sentido del humor, regalalando su sonrisa y su cariño. Durante esos días no pude dejar de cojerle un gran cariño y me preguntaba que sería de él cuando sus benefactores tuvieran que partir y volviera a quedarse abandonado a su suerte.
Yo partí, ellos también y el mundo siguió girando para todos...
De nuevo el destino me llevó a la India en el 2008. Los mismos huesos, un poco más cansados, reposaban en mi amada Varanasi. Mi buen amigo Kkrish, que es un relaciones públicas excelente y gusta de presentar a compatriotas, me presentó a una chica a la que estaba dando clases de hindi. Una jovencita de Lleida, Alba si no recuerdo mal: decidida como un búfalo y con su mismo corazón y empuje. Alba trabaja de voluntaria en Calcuta y ahora estaba disfrutando de unos días de descanso en Varanasi. Le pregunté a Alba donde se alojaba. En Sudder Street, por supuesto. Tanteando, empecé a preguntar por los hindús locos de la cabra gigante, por los encantadores cocineros del Tirupati, por la chica de Euskadi que tiene la tienda... y al fin, con algo de temor, pregunté por Gopal.
Los ojos de Alba se iluminaron, -"el cariñoso Gopal, que maco" me dijo-. Me explicó que cuando llegó hace tres meses, unos españoles que partían le explicaron que ellos no sabían quien empezó con la tradición de cuidar y mimar a Gopal. Que no sabían quienes fueron los primeros, pero que entre la comunidad española de Sudder ya es una costumbre ocuparse de Gopal. Alba me explicó que Gopal fue su primer contacto con una India real en su primer día de Kolkata, que un placer para ella continuar con esa tradición, pues -"Gopal es un solet"-.(sic)
Durante un rato pensé en contarle la historia; pero callé y acabé diciéndole que yo también tenía la misma información. La tradición se conserva y soy afortunado por haber presenciado la historia, y mucho más por haber conocido a sus gestores. La acción de tres personas se había convertido en tradición, un trozo de tierra fértil dejada tras su paso y no el erial que suele dejar el hombre..., Qué más da que un día sea leyenda, es una fantástica tradición. Me diréis que soy exagerado, pero no es poco lo que consiguieron, creo que estos dos años de vida de Gopal habrán sido de los mejores gracias a ellos.... Gracias a todos los que han continuado, a esos desconocidos que se lo comunicaron a Alba, a quien lo esté haciendo ahora.
Comprendí que Gopal, los tres sadhus, yo mismo..., todos acabaremos desapareciendo, pero si alguna vez alguno de vosotros va a Calcuta, no dejéis de acercaros a Sudder Street. Tal vez no veais ni a la cabra gigante, ni los noodles del Tirupati sean ya sabrosos, pero seguro que encontraréis a un Gopal con el que podréis seguir manteniendo esta bella tradición, y sin duda, también formarás parte de la tradición de Sudder street.
a todos esos locos maravillosos, por salvar a un ser humano....