25/8/08

Sarajevo & Libros 26-08-1992




Hace poco me preguntaron qué libro quería por el aniversario. Pedí que me encontraran el de Ana Draculic, -"No matarían ni a una mosca". Libros y más libros. Siempre es el mismo formato: unas hojas encuadernadas de buena o mala manera en cuyo interior hay unas letras y signos de puntuación en un orden determinado, que una vez transcritos nos evaden de nuestra cotidianidad. Sudokus vitales. Básicos en la educación, aprendizaje y formación de cualquier ser humano. Hace poco leí un artículo sobre los libros que más habían marcado a cien escritores de habla hispana y pensé en los mís libros básicos. Aquellos que me empujaron a leer. Sin vergüenza, sin dármelas de "lector".... los tres libros que más me han marcado. Sin duda, en primer lugar; las aventuras de los cinco de Enid Blyton, no recuerdo si se escribe así, pero fueron los primeros libros reales, los que me descubrieron un nuevo mundo. Los hijos del capitán Grant,,,buff, desde esa lectura soñé con viajar y ser un Paganel. ¡Y la definitiva, la que me descubrió que no sólo entretenimiento, sino filosofía, arte, humanismo e historia, podían caber en unas sencillas hojas de papel. Tengo un recuerdo vivo de como y cuando leí y releí ese libro,... y que vuelvo a leer. Moby Dick. Tres libros
Cuentan, que durante el sitio de Sarajevo, Karadkic se acercó con unos invitados excepcionales a una de las colinas del barrio de Alifakovac desde donde se acribillaba la ciudad: el general serbio mostró una de las ametralladoras pesadas al "famoso" poeta ruso Luvov y le ofreció el honor de efectuar unos disparos. -¿Hacia donde?, preguntó el poeta, pues desde su posición sólo se veían hogares y edificios. Ningún enemigo a la vista. El general, riéndose, sonrió con indulgencia al invitado y extiendo la mano le mostró la ciudad entera. El poeta, según varios periodistas testigos del acto, no lo dudó mucho: la corta ráfaga partió sin rumbo determinado y nunca se sabrá si las pesadas balas del 7.52mm se perdieron y cayeron por su propio peso, si impactaron en alguna maltrecha fachada o sesgaron la vida de otro inocente más. El poeta, según sus palabras, acababa de experimentar el poder de un dios: repatir la muerte al azar.
Unos días después la biblioteca nacional de Sarajevo ardía hasta los cimientos y con el humo se perdían para siempre incunables musulmanes y ortodoxos de más de 500 años, obras únicas y gran parte de la historia escrita de los balcanes.
Me impresionó la historia del poeta: un supuesto hombre que se dedica a la más alta expresión era capaz de sembrar el terror y la muerte sin apenas dudar un segundo, pero el incendio de la biblioteca me entristeció aún más. Con el poeta, se podría achacar a un sólo comportamiento humano, un hecho puntual que sin duda marcará su nombre para siempre: en las guerras, no sólo participan asesinos con ganas de matar, lo terrible de las guerras es ver al sonriente panadero, o al pacífico maestro, o el indolente funcionario, transformarse en seres que violan, matan y destruyen impelidos por la parte más salvaje del interior del ser humano.
La quema de libros, de historia, es un acto premeditado. pensado con detenimiento no sólo para provocar el terror del instante, sino para borrar de la memoria de un pueblo quién es y quien ha sido. Los ejércitos invasores, desde los romanos y la biblioteca de Alejandría, hasta los americanos en Bagdag, han procurado no sólo matar lo más y mejor posible, también han intentado borrar de la memoria humana la existencia de una forma de vida diferente a la suya.
En esta era de internet y televisión, los libros adquieren una importancia mayor, en un futuro, serán la única referencia palpable, física, de nuestra historia. El 26 de agosto ardía una de los grandes tesoros de la vieja europa mientras la población se escondía de balas y bombas lanzadas por poetas, escritores, panaderos y funcionarios..., y mientras, pongo por ejemplo mi ciudad, Barcelona, se relamía su propia polla pensando en la brillantez de unos juegos que no fueron interrumpidos por los llantos, ni los disparos efectuados a tan sólo mil quinientos kilómetros de Cacho, del pebetero, del dream team. El ser humano mostraba su cara más oscura, o se esconde..... y la historia se repite, se repetirá, dándonos una justa media de lo que somos como especie. Qué bonitas las gestas de Bolt, Phelps, qué fantástico gobierno tienen los pobres chinos, etc... mientras, ahora, en el Caúcaso vuelven a sonar tambores de guerra...