20/2/08

Why?





Cuando éramos pequeños solíamos escuchar la pregunta del típico vecino o familiar: -..Y tú guapetón, ¿ qué quieres ser de mayor?-. Una gran parte de los niños mentíamos por sistema, pues en nuestras cortas entendederas ya predecíamos que una respuesta sincera sería puesta en entredicho o ridiculizada. Así pues, en un alarde de precoz hipocresía, les regalábamos respuestas obvias que merecían la aprobación y la consiguiente rápida liberación del tedioso interrogatorio. Años más tarde, los niños, veríamos legitimizada la mentira al enterarnos de realidades como los reyes magos, las cigüeñas, etc...
Recuerdo entre los amiguetes, profesiones y planes de futuro fascinantes: no siempre uno puede estar convencido de que de mayor, será hombre bala, mago, astronauta o antorcha humana. Disponer de esa fe en el futuro ya me parece fascinante. Por contra, muy pocos se decantaban por la abogacía, empresariales, diseño industrial, banca, judicatura, política, etc.... Mi respuesta automática entre compis era invariable. Vagabundo; quería ser un don nadie recorriendo el planeta sin más oficio que pertenecer o sentirme parte de todo y de nadie, tal vez con una única compañía de cualquier perro pulgoso. Pronto aprendí a contestar algo más aceptado por los mayores, como futbolista, médico o bombero...
Más tarde encontré a Hergé,Verne, Stevesson, Salgari, y ellos me ayudaron a viajar con la imaginación. Con el tiempo y unos cuantos libros más, mi amargura fue no haber nacido en otras épocas y deseampeñar profesiones, por suerte o no, ya extintas: llamarme Ismael e imaginarme buscando aventura y trabajo en el el frío puerto de Nantucket, o ser el grumete que mira con devoción y terror a su capitán con la cara manchada de pólvora y sangre frente la costa de cabo Trafalgar a bordo del Victory o de La Santísima Trinidad, junto a Nelson o Gravina, ¿qué más da?. Tal vez ayudante de cartógrafo junto a Malaespina en sus descubrimientos del Pacífico a bordo de la Descubierta, o compartir el tremendo humanismo y sed de aventuras junto a Livingstone, o incluso cocinero en el grupo de Admunssen en el inhóspito polo magnético de la tierra, o cuidador de perros en la delirante epopeya de Shackelton en la Antártida. Incluso ser un sufrido porteador en la fallida expedición de Hanning en busca de las fuentes del Nilo, o tener un "jefe" maldecido por los dioses y estar condenado a vagar por el Mediterráneo camino a Itaca. Ya con Conrad, aprendí que la vida te convierte en Ismael, Jim, y Marlowe, a golpes de vida y calendario.
Unos libros, viajes y canas más tarde, puede ver alguna luz: el verdadero viajero no es el que llega por primera vez a un lugar, ni el que llega de una forma más complicada, ni el que llega un poco más lejos... Comprendí que estos lugares y sus gentes siempre han estado ahí. Descubrí a Herodoto, Kapucinsky, Thubron, Stayle, y tantos otros cuyo mayor placer en el viaje, es el descubrimiento del OTRO. La gente que habita esos lugares "exóticos" son mil veces más interesantes que cualquier mausoleo, catedral, montaña o río. Cuando uno entiende esto, ya está preparado para afrontar cualquier reto.
Retorno a mi segunda casa, pues no sido nunca tan feliz como en este continente: Asia.
Sin dudas, eh?, pero a veces; la edad, la falta de confianza en que el cuerpo responda, el estancamiento que nos auto imponemos en el primer mundo...pero hay alguien que describe esta sensación mucho mejor. Este escritor apenas está traducido al español, así que conviene aprender un poco de inglés para no perdérselo....

... Es normal que durante el viaje se alternen momentos de nostalgia y sentimientos de soledad con otros de entusiasmo. Eso está en la naturaleza del viaje y lo experimentan todos los viajeros. La madurez, sin duda, proporciona más reflexión, y una consciencia de la propia fragilidad que no existía en la juventud. En todo caso, no tengo la menor duda: viajar es necesario: lo es porque la gente no es igual en todas partes, y sólo viajar te da oportunidad de descubrirla, de descubrir al otro. Viajar es entender. Viajando dejas de creer que eres el centro del mundo, experimentas cosas nuevas, extrañas, inolvidables. Nunca dejaré de viajar..ni de escribir...

C. Thubron