9/12/09

Cosas....














Poco a poco fui dándole importancia al hecho de que las vacas pudiesen convivir de manera pacífica con el hombre..., bueno, me he expresado muy mal, que los hombres pudiesen convivir de manera pacífica con cualquier otro ser vivo.

Más allá del hecho cultural y religioso que implica la divinidad de las vacas, la convivencia, el día a día, siempre ha sido un motivo para olvidar tradiciones y costumbres, o prescindir de muchos actos religiosos. Uno no puede bañarse cada día en un río o ya no se tiene tiempo de hacer la puja por cuestiones de horarios..., la vida. Pero mira por donde, las vacas y el ser humano han encontrado un punto de equilibrio y han pasado de ser divinas, a ser uno más de los actores que pueblan una mega ciudad como Nueva Delhi o Mumbai o Bophal.

Me gusta la tolerancia de conductores, ciclistas, tenderos y barrenderos que procuran esquivarlas, rodearlas y espantarlas de la forma más natural posible, o cuando se acercan de manera golosa a cualquier parada de verduras y el tendero deja caer con disimulo una berenjena y así no tener que espantar a la sagrada vaca. Las vacas, por su parte, han aprendido a ignorar a la gente, parece que no escuchan el estridente ruido, el constante atronar de bocinas, claxons y pitos. En el ajetreo incesante de gente: ellas comen, defecan y pasean con igual naturalidad que las vacas de un cantón suizo.

Es un pequeño y curioso ejemplo de que la vida y las tradiciones pueden adaptarse al constante devenir del progreso, tan sólo hace falta un poco de paciencia, de tolerancia ante otro ser vivo, sea planta o animal que reclama en silencio su derecho a estar en el planeta. Creo que esa es una de las razones de los desajustes y crueldades que existen en el mundo. Somos posesivos y reclamamos nuestra parcela de planeta como si en verdad nos perteneciera, y no creo que sea así: nos toca compartir ese espacio, nos guste o no. Esa sensación de tolerar y respetar, cuando se siente, te acerca mucho más al lugar en el que vives, eso te permite sentirte mucho más seguro y a olvidar el temor a perder las posesiones.

No me he vuelto un marxista o un anti-todo, no hablo del capital ni de toros, entiendo que cada uno es, aunque no lo crea, depositario de sus acciones y es natural, por tradición, por fe, o por bajeza moral, que en el mundo coexistan Vicentes ferrer con G. Bush. Pero ahí entra la acción diaria de cada uno y la normalidad: ¿ Se podría o debería prohibir el libre tránsito de vacas por la calzada o no?..., o es mucho mejor dejar que la vida actúe con naturalidad y siga su libre cauce.

Creo que muchos confunden la salvación del planeta con la salvación de cierto método de vida humana. Somos lo que somos, una especie más, y el planeta, con sus vacas, sus vegetales, sus mares, sus nuevas especies o no de vida, y sus montañas y las hermosas ruinas que vamos dejando los humanos por aquí y allá. Todo eso seguirá ahí, estemos nosotros o no.