Me gusta la tolerancia de conductores, ciclistas, tenderos y barrenderos que procuran esquivarlas, rodearlas y espantarlas de la forma más natural posible, o cuando se acercan de manera golosa a cualquier parada de verduras y el tendero deja caer con disimulo una berenjena y así no tener que espantar a la sagrada vaca. Las vacas, por su parte, han aprendido a ignorar a la gente, parece que no escuchan el estridente ruido, el constante atronar de bocinas, claxons y pitos. En el ajetreo incesante de gente: ellas comen, defecan y pasean con igual naturalidad que las vacas de un cantón suizo.
Es un pequeño y curioso ejemplo de que la vida y las tradiciones pueden adaptarse al constante devenir del progreso, tan sólo hace falta un poco de paciencia, de tolerancia ante otro ser vivo, sea planta o animal que reclama en silencio su derecho a estar en el planeta. Creo que esa es una de las razones de los desajustes y crueldades que existen en el mundo. Somos posesivos y reclamamos nuestra parcela de planeta como si en verdad nos perteneciera, y no creo que sea así: nos toca compartir ese espacio, nos guste o no. Esa sensación de tolerar y respetar, cuando se siente, te acerca mucho más al lugar en el que vives, eso te permite sentirte mucho más seguro y a olvidar el temor a perder las posesiones.
No me he vuelto un marxista o un anti-todo, no hablo del capital ni de toros, entiendo que cada uno es, aunque no lo crea, depositario de sus acciones y es natural, por tradición, por fe, o por bajeza moral, que en el mundo coexistan Vicentes ferrer con G. Bush. Pero ahí entra la acción diaria de cada uno y la normalidad: ¿ Se podría o debería prohibir el libre tránsito de vacas por la calzada o no?..., o es mucho mejor dejar que la vida actúe con naturalidad y siga su libre cauce.
Creo que muchos confunden la salvación del planeta con la salvación de cierto método de vida humana. Somos lo que somos, una especie más, y el planeta, con sus vacas, sus vegetales, sus mares, sus nuevas especies o no de vida, y sus montañas y las hermosas ruinas que vamos dejando los humanos por aquí y allá. Todo eso seguirá ahí, estemos nosotros o no.