Unos dicen que el tiempo lo cura todo. Otros que es el causante de los males. Me piden que defina el Tiempo...
Unos van y otros vienen. Otros muchos nunca irán. Si no me muevo, estaré siempre en mi tiempo. El tiempo se cuela en mi interior, entre lo que me rodea: familiares, amigos, amores. Se instala en mi casa, entre lo muebles, junto a libros y viejas fotos. El tiempo trae polvo viejo, canas, recuerdos, y luego, sin avisar, casi a traición, se va. Si, el tiempo se va en silencio y se lo lleva todo como una marea. Es entonces cuando sigo pensando, amando y llorando a un tiempo que ya se fue.
La sensación de que el tiempo ha pasado es dolorosa y cuando miras como se va, puedes ver como en su interior habitan, junto a familias, amigos amores y trastos, sentimientos, deseos, anhelos y esperanzas. es cuando te quedas huérfano. Es duro ser hijastro del tiempo, sentir que no perteneces a nada ni a nadie; este dolor se mitiga en parte caminando, encontrando tiempos ajenos, pidiendo asilo en la vida de otros.
Los hijastros del tiempo nos reconocemos enseguida; una mirada en un aeropuerto, la sonrisa amarga tras un café, una frase en un ascensor. los hijastros sabemos que el tiempo sólo ama a sus hijos. Los hijos del tiempo no siempre son felices con ese amor paternal, pero trabajan, aman, crecen y mueren asumiendo con naturalidad la vida cotidiana, casi con un suspiro de alivio. El tiempo ama a sus hijos. Engendran con esperanza, labran su tierra sin dudar en los ciclos de la naturaleza: el miedo es tan sólo un recuerdo vago de la infancia o una niebla espesa al final del camino que sólo atravesarán cuando el tiempo, su gran aliado y protector, los lleve de la mano. Siento una sana envidia por los hijos del tiempo.
El tiempo también me hace comprender: un día me vi joven, fuerte, sano y confiado, pero fue una coincidencia. Una adopción momentanea....fue bonito sin embargo sentirse intemporal. la soledad es relativa pues siempre coincidimos en el tiempo de alguien: son momentos de cobijo, de amor, de seguridad, de esperanza, de alegría y conocimiento.
Coincido el el tiempo de un santón hundú, de una mujer sensible, del cariño de un amigo. Un hijastro del tiempo sabe reconocer en unos segundos esa adopción, ese cobijo que te proporcionan los hijos del tiempo. Para el hijastro, esas adopciones se convierten en una suma de momentos que acaban conformando una vida. para el niño, el campesino, el amigo o la mujer, el hijastro tan sólo espera haber dejado un recuerdo dulce de su paso por el tiempo...por Su vida. Hay momentos que el hijastro desearía quedarse en esos tiempos, pero el tiempo sólo ama a sus hijos y cuando se va, no sólo se los lleva a ellos, se lleva la tierra, el sol, incluso el aire para respirar, y el hijastro, falto de oxígeno y luz, debe ponerse en movimiento para sobrevivir..... Siempre en busca de algo tan etereo, sutil y frágil como el Tiempo, muchas veces ya sin ganas, sin alma, cansado, sólo para sobrevivir....