maneras de medir...

Diálogos interesantes en los que estoy participando estos días: sentimientos a flor de piel, verdades nunca antes dichas, mentiras reveladas. VIDA. Para mí, esto es pura vida. Poder hablar con alguien mientras saboreas su bilis, o mientras escuchas los latidos de su corazón retumbar como cañonazos; lenguas bífidas y almas nobles. Sincera contradicción.
Cuando amas sin esperar nada a cambio; te sientes libre, con el corazón en forma; latiendo. Cuando no amas, eres gris y escéptico. Cuando amas y esperas ser correspondido en TU justa medida, te tornas despechado, celoso, mezquino y egoísta. Así pues, ¿hay otra manera de vivir que no sea amando con generosidad?..
Unos últimos días en que he aprendido a ver a la gente en su real medida. Es una lástima que un tipo como yo se de cuenta en el último momento del tesoro que tiene a su alrededor...

Desde pequeños, (incluso de mayores), valoramos a las personas por su altura, belleza o fuerza. Si maduramos un poco, empezaremos a apreciar lo que algunos llaman: magnetismo, don de gentes, luz...pero ahí seguiremos equivocados, pues creo que tampoco debemos valorar a las personas por un don innato. Ahora empiezo a valorar a la gente por la sombra que proyectan. Gente pequeñita, sin don de gentes, incluso con fama de aburridos o apagados, pero que su sombra puede llegar a cobijar al gigante más luminoso, a la familia más numerosa. Esta gente no llama la atención a su paso, no hace girar miradas, incluso son acusados de aburridos. Ellos; humildes y sencillos, no se dan cuenta de la sombra que proyectan, la seguridad que proporciona su sensatez y su ética en un mundo caótico y egoísta...Gente que es feliz haciendo las cosas por principios y sin alardes. Gentes de paciencia infinita, que no intentarán envolvernos en su manto dorado, ni nos arrastrarán a empresas imposibles. Gente sólida y de fiar...De mayor quiero ser como ellos...

Una vez leí algo de la historia de Diógenes( aún sigo sin comprender el porqué a la pobre gente que se encierra en casa con toneladas de historia en forma de basura, les aplican el mal llamado síndrome de Diógenes)..Este tipo: filósofo, hijo de banqueros, viajero, excéntrico, defensor de la libertad individual, de la masturbación pública y la crítica constante al poder..decidió despreciar las riquezas y las honras terrenales y se refugió en una cueva o tonel dispuesto a disfrutar en paz y tranquilidad de sus últimos días. Cuentan que Alejandro, a la vuelta de una de sus grandes conquistas se plantó delante de la cueva donde Diógenes, ya famoso por buscar al Hombre iluminando con un candil el rostro de los ciudadanos a plena luz del día, dejaba pasar el tiempo calentando sus viejos huesos al sol: Alejandro le espetó; -"soy el rey del mundo, pídeme lo que desees y te será concedido". Diógenes sólo le pidió una cosa: -apártate un poco, pues todo lo que puedes ofrecerme, es privarme de lo que ya poseo: la libertad de tomar el sol en paz".

Fui algo más feliz el día que descubrí el verdadero significado de ese diálogo. El hombre más sabio del momento, tan sólo le pedía al hombre más poderoso que apartara su inmensa figura de la luz y le dejara como estaba...una gran figura este Alejandro, pero con una sombra poco acorde a su tamaño.

Esta gente enorme como Alejandro, estorba y confunde a la gente sencilla. Su sombra de triunfador molesta más que da probecho. Su luz ciega más que ilumina...

Un brindis por la gente sencilla y honrada del mundo cuyas únicas necesidades son que los iluminados no les despojen de lo que ya les pertenece....

Me repito, pero tengo un lujo de gente a mi alrededor y me siento seguro y confiado a su sombra....