otra vez

He perdido la cuenta pero la sensación se repite. Gente a mi alrededor desconocida, soledad, miedo y preguntas.
Paso del taxi en London y cojo el bus hasta el pueblo de Felham cercano al aeropuerto. Posada típica de la pérfida albión: jardín exterior, visillos en las ventanas, un negro enorme sonriendo ante mi torpe acento y una triste pero acogedora habitación.
Cruzo el charco; me parece que aun no he asimilidado lo que estoy haciendo. Mis temores se multiplican...veremos
Creo que la gente que dejo atrás les irá bien un descanso de mi presencia. Tentado estoy en desaparecer; no tengo hijos, los amores me duran menos que un papel de fumar en una fiesta hippy y estoy cansado, pero soy afortunado porqué necesito más de una mano para contar la gente que se partiría la boca por mi. Ellos ya me han demostrado su fidelidad y creo que la única manera de corresponderles es haciendo algo de lo que se sientan orgullosos.
Vuelo plácido hasta Miami. El aeropuerto está muy mal señalizado, pero casi todos los empleados hablan la lengua del imperio. Extrema seguridad; fotos, huellas dactilares, cuatro controles de acceso..y a pesar de ello, embarco con la navajilla, los mecheros, bolígrafos...Los funcionarios son iguales en cualquier pa{is del mundo...
Luís Felipe me espera en el aeropuerto; fornido y amable, buen conversador. Me deja en la central de casa guatemala en la ciudad...demasiado tarde para cruzar el país y de noche puede llegar a ser peligroso. Angie me está esperando. Comparto un te con ella, me muestra la habitación donde dormiré esa noche y mañana parto hacia Río. Angie me comenta que ya hay dos coordinadoras, pero con tanto voluntario de Canadá, Holanda, USA...Necesitan alguién que sepa el idioma...ya se que parece un telegrama, pero apenas tengo tiempo para explicar nada más.
11-01-07
Agarro el bus para Río,seis horas para 280km...llegaré de noche y será otro día de tránsito. Perdido. Cansado. Feliz.
Me presentan a las dos muchachas que dirigen el cotarro: Tita y Patricia, ambas de Barcelona. Mike, un canadiense extremadamente simpático dirige el hotel. Me tomaré un día de descanso antes de ponerme a trabajar...creo que me lo merezco. El lugar es fantástico: es muy divertido entrar en los bares y pasar bajo un cartel donde pone que dejemos las armas de fuego en la entrada...como en el oeste...me va este rollo...sin problems.
Domani piu