19/3/08

BIHAR....don't change

De nuevo entre la "civilizacion"; por desgracia para cien millones de hindúes, sigue sin costar mucho empaparse de la India.... India. Tan solo unos doce euros en autobuses y apartarse de las rutas turísticas convencionales. Tras tres días sin ver un solo extranjero, me convenzo de que el mundo cambia, pero Bihar no. El gobierno hindú sigue dando la espalda a las zonas rurales del país y sumergirse en Raxaul, Muzarrahaf, Patna o Gaya, te da una idea de las condiciones de vida de la mayoría de los habitantes del país, pues es igual en todas las regiones agrícolas y rurales del país.... Muy, muy lejos de las gentes de Delhi, Daramshala, Vanarasi o Katmandu.... pero si de veras alguien quiere ver India, como mi amiga Sus, deberá cubrirse de polvo y moral.
Entrar por la frontera de Raxaul, en vez de la usada por los turistas, Sunauli, tan solo exige paciencia. Cuando llego al puesto de inmigración, solo hay un tipo masticando la mezcla de maíz, maní y guindilla que tanto gusta a los nortenyos del Bihar. Me mira asombrado. No habla ni media de ingles. De una patada nos ofrece dos sillas y por gestos nos indica que nos sentemos. Pasada una hora, empiezo a dar muestras de impaciencia: fumo a su lado, le hago preguntas que no sabrá responder, etc... Cuando se cansa de mi, se levanta y se larga. El puesto de inmigración es mio; la verdad es que estoy tentado de ponerme yo el sello de entrada y largarme. Por fin llega el oficial, un bihari gordo y amable. Me dice que tengo el honor de ser el extranjero numero trescientos que pasa por esa frontera este año... Curioso, miro que numero fui cuando pase por el otro puesto, y me sorprendo al comprobar que fui el 21.275 turista que subía al Nepal por Sunauli. El gordo tiene ganas de hablar, claro, y la operación se alarga Un euro con la cara del rey facilita mucho el principio de una amistad. Anochece. La calle es un caos de camiones, bicicletas, asnos enanos típicos del Bihar que tiran de pesos imposibles, bueyes, ciclo-rics, y gente a pie...Miles de ellos deambulando por la frontera en plena oscuridad levantando toneladas de polvo, en Bihar es raro el camino o carretera que esta asfaltado. El bihari es duro como la tierra en la que vive, poco dado a florituras y "namastes" de pacotilla. Sin sonrisas de mas. Pasear por Raxaul es convertirte en el centro de todas las miradas, pero casi nadie articula media docena de palabras en ingles. El nivel cultural es bajísimo aquí, el trabajo infantil una norma, y la expoliación del ser humano una constante.
Buscamos algo para comer y encontramos un tortillero callejero. Dos tortillas de guindilla servidas en papel de periódico animan el cuerpo a cualquiera. Veo la duda reflejada en la mirada del señor a la hora de cobrarme, debe ser la primera tortilla que sirve a un blanquito, pues es joven y su puesto esta en un callejón oscuro, tétrico y apestoso. No sabe que cobrarme y empiezan a discutir entre ellos buscando un precio: no muy excesivo, pero mas caro que el normal. Me señala el billete de 20INR, unos cuarenta céntimos de euro. Incluso me devuelve el cambio, tres rupis en chapas...
Le explico a Sus lo mal que están. Lo demuestro organizando un poco de teatro: empiezo a hacer grandes aspavientos señalando a la luna casi llena. Le hago entender que es la primera vez que la veo, que en mi país no existe una cosa tan bonita. Se lo cree.
No me burlo de su incultura, ni mucho menos, tan solo siento, o creo, que cuando me vaya y el piense en ese tipo con dinero en el bolsillo y ropa extraña, en ese tipo que se puede ir cuando quiera de este agujero, pensara también que ese tipo puede tenerlo casi todo, pero yo, un bihari de Raxaul, tengo la luna, que no es poco...