DUDAS

Apenas puedo estar un mes sin hacer "algo": pensé que la nueva vida en la selva educando patojos colmaría mi espíritu y resulta que ha sucedido todo lo contrario. Es ahora cuando me doy cuenta de lo aburrida que es mi vida en la ciudad. No digo fea ni triste, pero si aburrida. Cuando viajo siento algo retorciéndose en mi interior impulsándome a nuevas empresas: a protestar, a ver, tocar, sentir y aprender constántemente. Aprender nuevas formas de comunicación y costumbres; una extraña sensación de libertad...COMPROBAR que el mundo es un lugar fantástico y cruel donde la auténtica vida se mueve como mis emociones, de un extremo a otro de la balanza, alternando momentos sublimes con momentos de profunda depresión. A pesar de ello, me siento cómodo viviendo de esta manera, en los extremos.
Sigo enfurecido con la dirección del centro y no seré tan hipócrita para decir que estoy aquí sólo por los niños. Cada uno de nosotros tiene un oculto sentimiento que hace que nuestras acciones tengan un sentido íntimo y privado. Cuanta más información dispongo, ya que no estoy dispuesto a cerrar los ojos, más paralelismos creo con la condición en la que viven los niños...Yo puedo salir los miércoles y el fin de semana a por mi dosis de proteínas, vitaminas, leche y fruta para así poder cubrir mis necesidades. El "menú" de ayer fue otra gota que acabó por rebosar el vasito de mi paciencia. Poco me importa lo que coma yo; después de todo, estoy aquí por voluntad propia, pero los patojos no pueden estar sin tomar una gran dosis de leche...joder, ¡estamos en el trópico y apenas hay fruta!.

Me revuelve el estómago despertarme más tarde que ellos, a las 5.30AM, y hacer el haragán en el catre mientras los oigo protestar por tener que rastrillar y limpiar... la selva??? de hojas y ramas caídas durante la noche a causa del viento y la lluvia. Me revelo ante la dirección porqué no me da la gana hacerles trabajar en tareas estúpidas mientras cae una tormenta. La dirección del centro me comenta que la realidad guatemalteca es así. Entonces! Qué cojones estoy haciendo aquí??? Me niego a perpetuar una "realidad" que convierte a un niño de cinco o seis años en un pequeño esclavo sumiso. Los castigos son moneda frecuente y en mucho me recuerdan a la educación nacional-católica de los años del franquismo. Me niego a cantar su himno, me niego a castigar a los niños, me niego a hacerles trabajar en labores absurdas, ni hacerles desfilar en formación militar como si de un internado nacionalsocialista se tratase....Me niego. Ni me consuela, ni me motiva saber que el 80% de la gente que trabaja conmigo piensa igual; he aprendido a que las opiniones ajenas son de utilidad para formarse uno mismo, pero no para condicionar tu vida. Si es un error, aprenderé de él.
..Leo a Stendhal y de algo me sirve, tal vez para tomar una decisión meditada:
" Sólo los necios se enfurecen con los demás. Una piedra cae porque pesa...¿Siempre me comportaré como un niño?. Debo aprender a sólo darles la parte de mi alma que compran con su dinero. Tengo que demostrarles que es mi pobreza la que comercia con su riqueza, pero que mi corazón está a mil leguas de su insolencia, y a una esfera demasiado alta para que puedan alcanzarlo sus pequeñas muestras de favor o desprecio"