Cambios...

Mudanza

A la orquídea le han cambiado su sitio

y no logra encontrar la dicha a contraluz.

También de soledad arden corolas.

Algo muere en cada fruto cuando le quitan su lugar:

deja un anillo de nostalgia en la loseta.

Y aunque el chorro de agua anime la tarde

no puede borrar las horas del espacio que ocupaba.

Y qué hacer con el ciego gusano que de pronto perdió su reino?

Discuto con amigos acerca de la posibilidad de cambiar a edades...¿tardías?; de si es posible desligarnos de nuestras raíces, de si se puede cambiar una vida por completo o sencillamente no somos más que lineas trazadas al azar en el complejo organigrama de la naturaleza y de la evolución.

Creo que los cambios suceden gracias al movimiento: el movimiento te puede llevar al error, a retroceder...incluso a avanzar alguna vez, pero la inmovilidad, esa creencia que tenemos que lo mejor es no tocar nada, provoca un distanciamiento natural de lo que ocurre a nuestro alrededor y con ello perdemos la curiosidad. Creo que estos sucesos son los prolegómenos de una muerte en vida.

Recibo comentarios, sin mala intención, tras lo sucedido con los turistas asesinados en Yemen; los mismos que cuando el tsunami en India o las inundaciones de China:-"país que tienes en mente, país que pasa algo, ¿cómo se te ocurre ir a esos lugares?... La respuesta sigue siendo sencilla: es la mejor manera de sentirme vivo. En el otro escrito criticaba a la tecnología y a la globalización, pero como siempre, me expliqué mal. El turista, el viajero también, se está convirtiendo en un "comprobador" de las "realidades" que nos vende internet, televisión o cine: los turistas se aseguran de que las palmeras y el mar sea tan azul como en el catálogo plastificado de la carísima agencia de viajes, otros sienten la necesidad de saber como se siente un humano cualquiera cuando la ciudad se paraliza por culpa de unas lluvias, o cuando al probar un dal roti o unos frijoles con tortillas puede llegar a intuir que vida sería la suya si tuviera que comer toda la vida eso mismo. Que se siente cuando cada día tu vida se ve amenazada por un maldito mosquito que parece un castigo de Dios para las gentes pobres mientras agradeces, no sin cierto sabor agridulce, a los laboratorios (%&"·$) por el repelente tan efectivo de mosquitos o los antipalúdicos que sólo nosotros podemos pagar. Sentirse pobre y rico a la vez al ver mi primer sueldo en Guatemala de cinco euros diarios y ver como la cocinera por trabajar cinco horas más que yo, cobraba 3'5 euros al día...y saber que Rosita tiene dos hijos, facturas de luz, de leña, de mercado, de colegio, de ropa....Que se siente cuando no se puede salir a calle ni a comprar el tabaco olvidado pues el ambiente es tan "pesado" que desconfías de cualquiera que se te acerque con las manos en los bolsillos. Saber que tu vida no vale más que los míseros cien o ciento cincuenta pesos que cargas en el bolsillo. Saber que siente un amigo de Honduras cuando comprueba que su pasaporte es menos útil que un vale de descuento del Sepu, ver su cara de incomprensión cuando su perro cruza la frontera de México y a él le retienen...

Poder llegar a intuir, aunque sea desde la comodidad que me da un billete de vuelta; la tristeza de un apátrida, de un hambriento o de un enfermo, tal vez me ha hecho más humano.

Nuestras grandes corporaciones de medios intentan suavizar y edulcorar las grandes tragedias que suceden a diario en nuestro mundo: a nadie le gusta que su anuncio de pañales con niños felices aparezca justo detrás de unos hambrientos somalís con las barrigas hinchadas, ni las bebidas refrescantes que te aseguran la felicidad pagarían los millones del anuncio si quince segundos antes has obligado a la audiencia a presenciar decenas de cuerpos quemados en Irak o unas imágenes de hambruna o enfermedad....por eso hay que tener mucho cuidado con lo que vemos por la pantalla, con lo que leemos...y sí, tal vez la única manera de comprobar como está el mundo sea acercarse y olerlo, tocarlo, probar el amargo sabor de la verdad...por eso, siento que con esos viajeros muertos en Yemen han muerto unos socios, unos "comprobadores" que a su vuelta, con sus narraciones y sensaciones, nos acercaban un poco más al verdadero mundo que nos rodea....