5/11/07

Humildad



Lo recordé en una charla cuyo debate era cómo había cambiado el mundo los últimos años.
Tras los atentados de NY, familiares y amigos opinaban sobre lo peligroso que estaba el MUNDO, los peligros de los aviones, etc, etc, y lo extraño de seguir con la idea del viaje que tenía preparado desde mucho antes para visitar el sudeste asiático...Psicosis pos 11-S.
Cierto, en Thailandia pude ver camisetas estampadas con los fotogramas del atentado e imágenes de Bin Laden a la manera del Che... cierto anti-americanismo. En Laos las cosas cambiaron: un país sin apenas luz eléctrica, con tan sólo 5 millones de habitantes para un territorio enorme, selva, carreteras sin asfaltar. Otro "mundo". Cuando llegué al sur, a las islas Kong, estuve unos días por la difusa línea fronteriza entre los dos países, gracias a los pequeños sobornos que aceptaban encantados los soldados camboyanos: en esa zona, viven o vivían, (la civilización avanza con paso firme en todo el mundo), étnias como la Yao, Mueng. Núcleos familiares residiendo en grandes cabañas donde llegaban hasta los cuarenta individuos. Gente animista, sin apenas reminiscencias budistas: "yuyus" en la entrada de las cabañas, calaveras de monos, garras de tigre secas, colgantes de piel de serpiente bajo los árboles para honrar a los miles de dioses que gobiernan su selva. La zona laosiana era un remanso de paz. Una sensación extraña, como de estar en la Luna. Lenguaje de gestos, una especie de té entre sonrisas y curiosidad hacia el extraño. Imposible hacerles entender, ni lo intenté, que en nuestro "mundo" construimos edificios tan altos como el árbol más alto de la selva, que en esos árboles de hormigón,( explicar hormigón también, claro), nos aglomeramos decenas de miles de tribus como la suya sin un propósito claro. Que esas estelas plateadas que a veces ven surcar el cielo están repletas de humanos con prisas. Que uno de esos pájaros artificiales fue incrustado con odio en uno de esos árboles de hormigón...Que la gente se odia en el mundo sin un motivo claro.... Sería como explicar la fábula más increíble jamás contada en esas selvas.
Por contra, su Mundo apenas había cambiado desde hace miles de años. El mismo sol, la misma luna, la tierra, las estrellas, la muerte, la vida, la selva. En la otra orilla, los camboyanos, (mismas tribus, genes, rasgos y creencias), ya habían experimentado la civilización en forma de exterminio, esta vez en forma de comunismo demente. La civilización, porque me da lo mismo comunismo que capitalismo, había conseguido cambiar su vida y su mundo. Cuando vi la diferencia entre los que habían tenido la suerte de vivir unos metros más allá de una frontera artificial de los que no, me avergoncé de mi piel, de mi dinero, de todo...: unos felices y confiados laosianos y unos temerosos camboyanos. Comprendí que el 11-S no había cambiado el mundo; tan sólo era una consecuencia directa de nuestra forma de vida. El desequilibrio atroz entre la opulencia y el hambre tiene unos factores comunes: el miedo y el odio.
Esos pequeños asiáticos nunca se habían planteado como hacer un mundo mejor o como dominar la tierra y el espacio, tan sólo se conformaban con ser parte del planeta. La plena felicidad era la consciencia de estar vivo en un Planeta precioso, sin más. Sólo vivir: sin internet, sin autos, sin gasolina, sin plástico, sin nada????....
PD: Ahora se está juzgando a los dos que quedan vivos de la terrible junta militar que provocó el genocidio camboyano. Casi dos millones de personas morían asesinadas de una población de siete ante los ojos cerrados de occidente. Su gran artífice, Pol Pot, murió pasados los ochenta hace unos cinco años....

1 comentario:

  1. Lo peor de las guerras y de este genocidio no son sólo los millones de muertos, de viudas, de huérfanos, de mutilados, sino también nuestra identidad destruida, nuestra cohesión social en éste planeta que queda en ruinas.

    Como un tatuaje llevo grabado en mí la convicción de que el mundo funciona así:
    mucha indiferencia , mucha hipocresía y poca solidaridad.

    LOVE

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