...Dioses y endiosados

Creo que a todos nos gustaría sentirnos alguna vez como este precioso langur de cara negra...y depende de la reacción que tuviéramos al experimentar una parte de su vida, tal vez seríamos capaces de obsevar nuestra verdadera medida como humanos...raro no?. Me explicaré:
Este langur ha vivido toda la vida en las faldas del Himalaya. Venerado y respetado por los humanos desde su nacimiento. Alimentado, protegido y cuidado; ha observado como los humanos se disfrazaban a su imagen y semejanza. Los ha visto postrarse y orar a sus pies en perfecta sumisión. Le permitieron sus actos de pillaje en la juventud... y pese a todo, conserva un aire de terrena humildad, como si fuera conocedor de que tanta adulación, tanto fervor...no es más que fruto de la mente descompuesta y delirante de sus primos lejanos. Incluso en algún momento, parece verdaderamente asombrado ante tanta atención.
Mientras miraba con atención al langur y a sus devotos, pensé que si a un sólo humano se le postrasen centenares de monos diariamente a sus pies, ya no digo humanos sino langures... si este humano dejase que lo alimentaran y cuidaran durante toda su vida...sin duda alguna acabaría por creerse una especie de dios... de los monos?...
Este langur debe tener más de tres o cuatro años..un buen adulto. Seguramente ya se habrá acostumbrado a ser tratado como la reencarnación del dios Hanumann en la tierra, y sin embargo, creo que no cambiaría su condición de langur por nada del mundo....
Quizá la religión esté llegando a un buen punto de partida, reencontrándose con gaya, pues personalmente, me complace tener como "dios" a un primo lejano que sabe vivir la vida y se ríe de la estupidez humana...Así pues, me acerqué con humildad y con todo mi respeto, le ofrecí la última pieza de fruta...A su salud; y que me proteja de la estupidez...