Sale con cara de sueño al tejado de su casa: debe tener unos cuarenta años. El longui, (una tela blanca anudada a forma de pañal,) como única vestimenta, descalzo. Se que se ha levantado antes, aun de noche, y ha ido a buscar agua al Ganges junto con otros miles de ciudadanos silenciosos mas y que todos han recogido el agua en un cuenco de bronce o latón dorados.
En sus manos lleva una pequeña taza de barro con un poco de gee, tres barritas de incienso y el recipiente dorado. Se acerca a la barandilla y con una cerilla enciende los restos de la vela del día anterior, acerca el incienso, apaga la pequeña llama que prende de las barras con un movimiento de muñeca, no deben soplarse, y lo coloca en un desconchado de la pared. Mueve su mano sobre la llama de la vela y acto seguido se toca la frente y la coronilla.
Hasta las monas, que hace unos minutos jugaban como cabras, saltaban por el tejado y se colgaban del tendedero, parecen respetar este momento. Unas se quedan sentadas mirando al hombre, las mayores, mientras que las jóvenes se marchan a jugar a otro tejado.
El sol empieza a despuntar entre las terrazas de Benares, y mi "amigo" espera con el cuenco elevado sobre su cabeza a que los primeros rayos de sol acaricien su piel. Murmura el mantra. Vierte un poco de agua con las manos alzadas, moja su frente y los dedos: bendice a derecha e izquierda. Eleva de nuevo el cuenco y gira tres veces sobre si mismo. Con cuidado, vuelve a dejar el cuenco a un costado y se sienta en la posición de loto. Extrae de un pequeño pote un poco de colorante rojo y la cal blanca. Se pone el tikka en la frente y dibuja tres rayas horizontales sobre el punto, lo que me indica que es un devoto seguidor de Siva y que esta casado.
Se le ve feliz, relajado consigo mismo, sabiendo, tal vez, pero sin importarle, que 800 millones de hindúes están repitiendo una operación parecida. No todos tienen la suerte de vivir junto a la madre Ganga, el gran río. Esta operación la he visto hacer en poblados de montaña, en la playa, sin incienso, sin mantras, sin pintarse, pintándose mas. Con agua del grifo, con agua del Yamuna, del Kali o del Bramaputra. Algunos dedican tres minutos y otros veinte. Unos esperan al amanecer y otros lo hacen cuando pueden, antes de irse a trabajar o cuando se levantan tras una fiesta.
Mientras nuestro "amigo" vertía el agua estaba recitando el Gayatimantra, el primer mantra al salir el sol, que un amigo, Ajush padre, me explica mas o menos así. -"Tal como los ríos labran diferentes caminos para llegar a un mismo océano, el ser humano a de trabajar el suyo propio. Es inevitable ser río, (vivir), y solo el estancamiento interior, al igual que los ríos, conduce a la pobredumbre".
A Benares acuden peregrinos de toda la India, Bangladesh y Sri Lanka a visitar la ciudad santa. Una de las actividades que les programan es aprender a hacer una pooja, me paso media mañana siguiendo la clase que se ve arriba y no es nada fácil saber hacer una pooja como Siva manda. Veo que muchos son analfabetos y el método es la repetición cansina de mantras y gestos hasta la extenuación. Se lo pasan bien, casi como yo viéndoles. Los mantras se recitan en sánscrito, muchos millones no podrían ni escribirlo, ni explicarme con claridad que están diciendo, pero la mayoría lo recita de carrerilla.
El espíritu de este país de mil caras y formas, de decenas de lenguas y sabores, de montañas y desiertos, por ricos y miserables. Un país donde un campesino del sur profundo no tiene manera de entenderse con un campesino biharí, al norte, y sin embargo, los dos saben que están unidos por una fe inexplicable.
Es inevitable ser río. Es imposible que dos ríos sigan el mismo cauce. Vivir a toda costa.
El hindú no necesita iglesias ni curas para profesar su fe, sin embargo pertenece a una religión en la que abundan los ídolos, las imagenes y los templos de toda clase. Nunca me he encontrado un hindú que me diga que su ...su..religion es mejor, lo tienen claro: cada uno ha de creer en lo que buenamente pueda.
El hindú no necesita iglesias ni curas para profesar su fe, sin embargo pertenece a una religión en la que abundan los ídolos, las imagenes y los templos de toda clase. Nunca me he encontrado un hindú que me diga que su ...su..religion es mejor, lo tienen claro: cada uno ha de creer en lo que buenamente pueda.
Las creencias son algo personal y cuando viajas por un país que acepta millones de dioses, propios y ajenos, como parte de un todo, sin duda te acercas mas a la palabra tolerancia.
LAS ACCIONES DE NUESTRA VIDA DIARIA COMO EL DESPERTAR, EL ASEO, O ENCENDER UN INCIENSO, NO PARECEN REALMENTE IMPORTANTES Y, SIN EMBARGO, ABARCAN TODO EL COSMOS
maestro DO-DO