Volver de Nepal es mas un ejercicio de voluntad y buen humor que de peligro real. La huelga se ha endurecido. No llegan a ningun acuerdo y el gobierno esta paralizado. El ejercito esta dividido en dos facciones : el antiguo ejercito regular y los incorporados de la guerrilla maoista tras el fin de la guerra civil. Si el gobierno decide enviar a los maoistas a reprimir la situacion, puede que el remedio sea peor que la enfermedad, pues no hace ni dos anyos que lucharon codo con codo. Si envia al antiguo ejercito, podria ser la mecha que incendiara de nuevo Nepal.
Los turistas, en principio, son intocables, pues todos saben que pase lo que pase y mande quien mande, sus divisas son imprescindibles para el pais. Ademas, una pequenya minoria musulmana que tambien habita el Terai se ha sumado a las protestas por no ser excluidos de la nueva constitucion. De esta guisa llegamos a Butwhal tras siete horas de autobus.
Tan solo vamos cinco turistas en el bus: en la parada algunos pocos rikchows esperan para llevar a la gente hasta Sunauli, otra vez los malditos 32km de piquetes. Se supone que hay un acuerdo tacito entre ellos y los ciclistas para llevar a los que quieren salir y entrar del pais.
Tras un breve regateo, contratamos a Prajavati. Los precios se han multiplicado por cuatro de diez dias atras, (poco imagino yo lo que debera soportar Praj en estos 32km). El llevara las mochilas en la bici y nosotros caminaremos mientras estemos a la vista de los piquetes. Nosotros somos; John, un ingles cincuenton buen conocedor del pais y yo.
El primer piquete es enorme, todos parecen estar ahi: ancianos, mujeres, ninyos y adultos, cada cual armado con lo mas agresivo le parece o tiene. Veo palos, canyas de bambu, piedras, algun machete, troncos y ladrillos. Se dejan fotografiar y contestan a mis preguntas. Increpan a Prajavati pero no le tocan. Creo que se sienten mas seguros de sus fuerzas que la semana pasada. Vamos pasando piquetes: cortan la carretera cada dos quilometros mas o menos, cuando les vemos, bajamos del rick, caminamos hasta que nos alejamos unos cuatro cientos metros, volvemos a subir un km mas y volvemos a caminar. La mayoria de los piquetes se dejan fotografiar: algunos nos ofrecen agua y comida y aunque oigo como recriminan a Praj por trabajar, los mayores tambien le ofrecen comida y agua. A pesar de esta relativa paz, en todos los piquetes no nos quitamos la sensacion de que en cualquier momento tendremos problemas.
Praj es originario de India, los conductores de riks cruzan la frontera con libertad y llevan a la gente de un pueblo a otro con la mercancia: suelen ser de casta baja y muy pobres, pues ni la bicicleta es suya sino arrendada. Praj tiene unos cuarenta anyos, apenas habla ingles y conseguimos entender que estos dias son para el un infierno, pero como puede llegar a ganar mas que en todo el mes..., tiene esposa, tres hijas.... la vida.
Un piquete junto a un camion incendiado esta compuesto por chavales de 17 a 20 anyos. Al vernos de lejos se acercan corriendo empunyando los bastones. Uno lo lanza contra nosotros, rebota en la rueda y en mi pierna. Se acercan a Praj y sin casi mediar palabra le dan dos fuertes golpes en la espalda que lo doblan, los otros aporrean el rick abollando el laton. Ya esta bien nos decimos los dos, mierda de mocosos.... Bajamos y nos enfrentamos a ellos, la situacion parece tensarse unos segundos pero las aguas vuelven a su cauce, hay orden de dejar pasar a los turistas y estos chavales , borrachos pues su aliento les delata, se han subido a la parra. Todos nos calmamos: ofrezco tabaco y ellos sacan la botellita de Matador, (solo el nombre ya da idea de que clase de wisky debe ser) y tras pedirme que les fotografie, nos "permiten" seguir el camino. Estos 32km se me estan haciendo eternos.
Mas piquetes, algunos formados por mujeres. Unas pocas son muy agresivas con Praj, otras se dejan fotografiar y se rien viendose en la camara en actitud tan guerrera. Paramos a comer algo y tomar te. Prajavati ha asumido con resignacion las penalidades del trayecto; se le ve mas preocupado por la bicicleta que por su espalda. La violencia siempre se ceba primero en el mas desamparado. Le pregunto si esta bien. Un leve sonrisa para decirme que no, que no esta bien, mientras mueve la cabeza resignado.
En el cruce de Lumbini esta el ultimo piquete. Praj se ofrece a llevarnos en bici hasta el puesto de inmigracion... Vaya tipo!.
No, ya esta bien por hoy; le damos sin dudarlo ni un segundo todas las rupias que nos quedan del pais y cuando ve el pequenyo monton de billetes en sus manos, no sabe a que nos referimos. Nos pregunta si queremos cambiar moneda. Duda. Esta gente tan desdichada no se acaba de creer que la rueda de la fortuna tambien puede girar para ellos. No es dinero si alguien piensa lo contrario: el viaje estaba acordado en 600 rupias,(seis euros), tras regatear. Le damos unas dos mil quinientas rupias, unos veinte euros de mas entre los dos. Casi un mes de sueldo calculo. Le decimos que arregle la bici y descanse unos dias.
Cojemos un bus en Sunauli que nos llevara en tres horitas hasta Gorakphur donde debo esperar un tren que me llevara a Varanasi donde llegare de madrugada.
Al salir de Sunauli miro por la ventana y veo las tipicas barracas de las afueras, tal vez una de ellas sea la de Praj. Todos los que hayan viajado por India habran visto las hileras de barracas en los arrabales de cualquier ciudad o junto al tendido ferroviario. Las piedras sobre los tejados de uralita alineados con decenas de tejados iguales. Montones de basura apinyados junto a los hogares, chavales de grandes ojos oscuros correteando por "calles" sin asfaltar. Sin cloacas, sin agua corriente, sin escolarizar, con ratas y perros como animales de companyia. Suelen verse tambien decenas de ciclos aparcados, pues todos estos conductores proceden del mismo estrato social. Dal roti (lentejas y pan), los siete dias de la semana y eso cuanso las cosas van bien.
A pesar de la teorica supresion de las castas, estas son una realidad mas que palpable en el interior del pais. Praj ha aguantado los golpes y los insultos con estoicismo, quizas sabiendo que son una parte habitual de su destino. Cuando le pegaron apenas levanto ni la cabeza.
Seguro que si no fuera un buen hombre no hubiera intentado cruzar el bloqueo, pues muchos conductores o no querian o no lo necesitaban, pero Praj tiene tres hijas, una esposa y es buen cumplidor de su moshka. Es un buen hombre, mas valiente de lo que el cree, pues arriesga su vida o su salud por el bien de sus hijos, en cambio, los agresores, se creen valientes, pero su corazon es pequenyo y se pudre con el odio.
Danyabhad gi Praj.
QUIEN POSEE LA BONDAD POSEE LA VALENTIA, PERO QUIEN POSEE LA VALENTIA NO ES NECESARIAMENTE BUENO.