Por causa o por defecto, las víctimas suelen ser los olvidados en las grandes tragedias por tres razones: unas veces, la misma magnitud del suceso solapa el dolor humano individual. Demasiadas víctimas como para poder concentrarse en algo concreto. ¿Cómo poder asimilar el dolor que produce la desaparición de 230.000 personas durante el tsunami del 2004?. Otra razón de peso es su propia miseria e ignorancia, al no tener acceso al mundo mediático hacen que desaparezcan pronto de nuestros pensamientos. ¿Qué más da protestar si el segundo de televisión es demasiado caro o no sabemos a quién debemos protestar?. Otras veces, las víctimas son una voz incómoda que nos recuerdan nuestra ineficiencia en la gestión del planeta y por supuesto, se hará lo necesario para que sus voces sean silenciadas o calumniadas.
Cuando una gran tragedia sucede en un país tercermundista, la segunda causa cae por su propio peso. Como estos países suelen estar superpoblados, la primera causa es inherente, y como cuando algunas veces, la desidia y la avaricia del primer mundo es la que provoca esa tragedia, (llámense petroleros, fugas tóxicas o extinción de biodiversidad), el trío de causas para que el dolor ajeno se olvide ya es un hecho...y adiós. A nadie le interesa recordar....
Las víctimas de esta historia tienen nombre y apellidos, como nosotros. Familia, hijos, amigos y enemigos, como nosotros. Iban a trabajar cada día, se reían, se juntaban tras el trabajo para charlar y tomar el te mientras ellas se reían de lo tontos que son los hombres mirando con atención el juego de sus hijos. Igual que nosotros. Por más que su diferencia cultural o lejanía física nos incite a ello, siempre hay que tener en cuenta este hecho. Individualizar uno por uno ese dolor es tarea de titanes, pero intentarlo nos hará personas. Seres humanos como nosotros. ¿La diferencia?: alguna tal vez, pues son extremadamente pobres, analfabetos la mayoría, practican una religión incomprensible para nosotros y su voto o voz importan millones de veces menos que cualquiera de las nuestros, pero sin duda alguna, hay más puntos de cercanía que de lejanía.
La historia comienza mucho antes de 1984. A finales de los sesenta, la India sufre otra crisis monzónica: las lluvias no llegan y las cosechas se arruinan. Con una población de cuatrocientos millones de campesinos, los éxodos masivos hacia las grandes ciudades comienzan a sucederse. Grandes guettos, aún visibles, se forman a las afueras de las citys. Zonas de terreno donde se construyen precarias casa de bambú y hojalata, pero que con los años acaban transformándose en barrios de hasta medio millón de habitantes. La Zona negra, a las afueras de Bhopal, la capital del estado central de Maydha, es el lugar donde acaban las sucesivas migraciones de campesinos provenientes de Orissa. A finales de los setenta, una serie de plagas vuelve a arruinar las cosechas y las migraciones se suceden. En la Zona negra de Bhopal ya existen tres barriadas de exhiliados y unos setenta mil habitantes: la mayoría campesinos arruinados que se rebajan a hacer los trabajos más duros y sucios que se requieren en una gran ciudad.
Mientras, en el otro extremo del mundo, unos capitalistas y unos idealistas creen haber encontrado la solución para el hambre de la India. Los capitalistas son la Union Carbide, UC, y los idealistas son una serie de comerciales que intentan convencer a la multinacional para producir la nueva generación de pesticidas recién inventados,(tras la prohibición del DDT), en un país tercermundista. Este hecho no sólo aumentará los beneficios de UC, también limpiará el buen nombre de occidente en la pro-comunista India, sin contar con la medalla moral por haber salvado del hambre a millones de seres humanos. Conociendo a los gringos, de verdad que no dudo de su idealismo, pero el dinero, sin duda, lo manejan los Malos.
En aquellos años, la UC, era la cuarta multinacional más poderosa de los EEUU; para hacernos una idea diremos, por ejemplo, que la mitad de las bolsas de plástico de la compra, el revestimiento de los cables submarinos de la mitad del mundo y la producción de derivados de gases industriales o la fabricación de pesticidas y abonos, le daban el control de más de trescientas grandes empresas en todo el mundo. Pues un idealista de la UC se empeñó en fabricar Sevin (buscar si interesa) barato, hacerse más rico y de paso, salvar la vida de millones de personas.
El lugar ideal es India, donde la UC ya posee multitud de fábricas donde se fabrican el 90% de la totalidad de las pilas y baterias del país. La pugna política dentro de India para ser la sede de la primera fábrica de pesticidas en el tercer mundo es feroz y la gana el estado de Maydha y su capital Bhopal. El enclave, como no, será justo al lado de la Zona negra. Nadie les dijo a sus habitantes lo que se fabricaría en ese lugar, tan sólo que tal vez sería una fuente de ingresos para ellos y que lo mejor era portarse bien y no hacerse preguntas.
Unos años más tarde, el mundo señalaría a la UC como culpable de la tragedia, los antisistema se quedaron tranquilos criminalizando a los de siempre y los verdaderos culpables, los Malos, (que no tienen nacionalidad ni color de piel), lograron que el mundo no se preguntara más....Pero la historia, por más que le pese a más de uno, no siempre es tan sencilla, es demadiado fácil buscar un culpable y no ver nuestros propios errores. Por supuesto que como responsable, la UC debía haber hecho algo más, pero lo cierto es que el caos lo provocaron los mismos nativos. Es así como funcionan los Malos....
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